Comunicación y compromiso, comunicación, y confianza, comunicación y colaboración, comunicación y consenso. ¿Qué tienen en común todas estas palabras? os preguntaréis. Sencillo. Nos permiten establecer conversaciones.
La conversación es una de las claves para obtener compromiso, generar confianza, conseguir la colaboración y llegar a acuerdos por consenso. Sin ella no podremos conseguir lo que el modelo de liderazgo participativo persigue. Aprendamos en este sentido a preparar, conducir conversaciones con las personas de nuestra organización.
Conversaciones que nos permitan conocer a la persona, su punto de vista, su estado de ánimo, sus intereses, expectativas, preocupaciones, anhelos o deseos, sus bloqueos, sus miedos, … conocer al otro (y también conocerse a si mismo) es una ventaja (y un beneficio)
Conversaciones que nos permitan convencer al otro a través de indagar los argumentos del otro, conocer sus motivaciones (los motivos de su posición, creencia, interés, …) y encontrar puntos en común (encuentros) y dejar también claro nuestras diferencias. Esto nos permite desarrollar las habilidades de influencia y persuasión que son necesarias tanto en la relación cliente-proveedor, colaborador-jefe o entre colegas dentro de un -por ejemplo- proyecto.
Conversaciones que nos permitan vincular. Establecer relaciones afectivas que nos permitirán entre otras cosas velar por la salud de nuestros empleados, su bienestar, su sensación de seguridad que siempre repercuten en la visión positiva que la persona tiene de su jefe, su colaborador, de sus compañeros, y en general de la organización. Generar y mantener relaciones afectivas y efectivas son otra de las claves de la buena gobernanza en una organización.
Ya tenemos despejada una incógnita; las conversaciones para conocer, convencer y vincular. Nos faltan más “incógnitas” en la ecuación del liderazgo participativo; me estoy refiriendo a los procesos de dirección de personas. Son también importantes.
Comenzando por aquellos procesos que nos permite atraer candidatos con potencial de desarrollo y fidelizar a todos aquellos que están y se sienten involucrados con el propósito, misión, valores de la empresa. Contagiemos nuestra manera de hacer, seduzcamos a aquellas personas que sintonicen con nuestro ideario.
Otro gran proceso en el que te permite generar el compromiso, la confianza y la colaboración que se espera de ti es aquel que está relacionado con la acogida, bienvenida e integración a la organización. No estás solo sino acompañado en todo momento.
Y por citar un último proceso que refuerza los tres grandes puntales de la participación; compromiso, confianza y colaboración destaco el de reconocimiento y valoración de tu aportación a la consecución de los objetivos (y no solo me refiero a los propios del negocio) sino aquellos relacionados con la satisfacción, bienestar y desarrollo (en términos de empleabilidad) del colaborador, empleado en la organización.
En definitiva, dos pilares en la dirección; mantén conversaciones que enriquezcan y “cuece” procesos de dirección que favorezcan el sentido de pertenencia, confianza y compromiso. Dos valores de largo recorrido y relativamente de definir e implantar. Es una cuestión de actitud, de querer.
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