LIDERAZGO PARTICIPATIVO es una iniciativa de Anel

LIDERAZGO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS (2ª parte)

Este articulo es continuación de LIDERAZGO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS (1ª parte)

Por Sergio De Miguel.

¿Por qué estos días a veces siento miedo o tristeza?

Estamos toda España viviendo a la vez la misma experiencia (insigth de David Villota). Estamos todos en casa con las mismas sensaciones, escuchando y participando de los aplausos, mirando con nostalgia las calles vacías, teniendo videoconferencias con gente querida y con compañeros de trabajo. Esto es algo único, sólo equiparable a cuando toda la nación se para a hacer algo juntos (nochevieja en las doce campanadas, antaño el mensaje navideño del Rey, la final del mundial de fútbol) vamos un hito excepcional.

Y esta experiencia conjunta afecta a la consciencia colectiva. Es una corriente de energía que nos arrastra. ¿Has asistido a algún partido de fútbol o manifestación con mucha gente? Aunque no te guste el fútbol animas; aunque no compartas mucho el motivo de la manifestación te pones a gritar a tope. Ese río de energía es la consciencia colectiva, y afecta a cómo te sientes.

Hay emociones de mucho miedo y tristeza, de rabia, de frustración. Y también de agradecimiento, de colaboración, de alegría. Todas ellas nos afectan de alguna manera. En general hay una sensación de pocas ganas de hacer, es como querer escapar de la obligación de lo que «hay que hacer». Justo para eso ha venido el infarto, así que estás sintiendo lo que toca sentir. Está bien que te sientas así.

¿Y cuando venga el miedo?

Si aún no tienes miedo mejor. Contagia en tu entorno. Porque hay mucho miedo. Nos enfrentamos a 3 facetas diferentes, y cada una de por sí ya asusta:

1.- La crisis sanitaria es para los mayores o población de riesgo. Vamos, sobreviviremos la gran mayoría. Y también tendremos casi todos un amigo o familiar afectado, directa o indirectamente; nadie va a escapar del dolor. Será por el virus o porque ha ido al hospital y no le han podido atender. Aunque te puede afectar a tí también: El sistema sanitario va a colapsar (si no lo crees lee el artículo que dejo más adelante). Cuando pasé mi peritonitis hace años me salvó una cirujana y su equipo tras 5 horas de estar esperando en urgencias. Si me pasara en estas fechas serían 24h de espera y quizás no estaría escribiendo este blog.

2.- La crisis económica. No se parece a nada de lo que podamos haber vivido. La bolsa americana la mayor pérdida de 30 años. Ídem Europa. Mucho más rápido que el 2008. Se ha parado de golpe casi todo y va a seguir parando. Da igual el sector. El ajuste va a ser impensable: bancos, vuelos, viajes, hoteles, comercio en general. En china la ventas de coche han caído un 90%. Va a cambiar el paradigma de cómo trabajamos y para qué lo hacemos. Esta semanas se están yendo al paro cientos de personas vía despidos, ERTES, finalizaciones de contratos por obra... la renta disponible va a cae a mínimos históricos. Irán cerrando negocios y fábricas que no van a producir porque no hay quien compre o porque las personas no tienen garantizada su seguridad sanitaria. La industria del automóvil ya está parando y eso supone una cadena muy larga de impactos.

3.- La crisis social. La de la escasez y sacar lo peor de cada uno “me llevo el higiénico para 1 año por si acaso y el resto que arree”. También aparecerá lo mejor, la solidaridad, la comunidad, el compartir. Yo el viernes pasado cuidé a 6 niños en casa; las personas salimos al balcón y conocemos a nuestros vecinos, interactuamos y compartimos con ellos. Las próximas semanas serán así. Nos vamos a ayudar más que nunca. De hecho incluso puede que algunos políticos se pongan de acuerdo.

Si quieres entender lo que está pasando y tomar consciencia de lo que nos viene puedes leer este artículo de Tomás Pueyo alucinante. Es largo y recomendable, vas a entender.

Dicho todo esto, es normal tener algo de miedo. Si no lo tienes estupendo, es porque has hecho un trabajo personal y te manejas en la incertidumbre; en ese caso dedícate a entender y escuchar a quien sí lo tiene. Y si eres de los que ya tienes algo de miedo ayer escribía en el blog de C4OL sobre cómo afrontar el miedo. Porque con miedo no se puede vivir.

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¿Para qué sí es el momento?

Es momento para compartir, para conectar. Para afianzar el sentimiento de pertenencia: a la familia, amigos, trabajo, comunidad. Estamos rompiendo las estructuras y creencias que nos atan: soy de Madrid, soy ingeniero, soy ama de casa….se nos caerán todas esas etiquetas para darnos cuenta de que es más lo que nos une que lo que nos separa. Comienza a conocer a los que te rodean, a tus vecinos; sus necesidades son las mismas que las tuyas.

Estamos viviendo escenas de las que salen en los anuncios más emotivos de navidad. Cenas por videoconferencia, bingo a distancia, encuentros y fiestas en balcones. Estamos demostrándonos que la presencia no depende de la distancia. Esta vez no te quedes mirándolas y participa.

La clave: Consecuencia no es aprendizaje

Si tienes niños lo entenderás. Muchas veces por mucho que les castigues no aprenden. Lo mismo con el infarto ¿Cuántas personas conoces que tras un infarto han mantenido su mismo ritmo de vida?

Ahora mismo estamos haciendo lo que solemos hacer: Intentar que todo siga igual. Hacer lo mismo que antes, sólo que ahora a distancia. A ver si te suena esta frase:

«Estamos organizando el trabajo sin tener presencia»

Eso no sería cambiar. Deberíamos pensar y sentir qué nos está pasando para que el cambio sea profundo. Tranquilo, ocurrirá en las próximas semanas. Es un proceso.

Con algunos de mis clientes trabajo la meditación. Recuerdo con cariño a Leticia que me decía «Sergio, yo no puedo meditar. Lo he intentado 2 días esta semana y no puedo». ¡Claro! es que es un trabajo de entrenar y entrenar, al principio es raro, difícil, incómodo. Y sólo después de mucho intentarlo empiezas a conseguir meditar algún día (yo aún fracaso varios días a la semana).

Ahora es igual. Es un proceso de adaptación y aprendizaje.

Integrar el aprendizaje

Para avanzar tenemos que integrar el aprendizaje. Dar valor a todo lo que ahora echamos de menos:

  • Los abrazos y besos cada vez que vemos a alguien que queremos. Yo voy contando los que estoy perdiendo para ponerme al día en cuanto se levante la veda.
  • Conectar con quien nos rodea, relacionarnos más. Ya has visto los bingos entre balcones, los aplausos conjuntos, prueba a quedar para tomar un vino con la comunidad de balcón a balcón.
  • Estar presentes en donde estamos. Fíjate momentos sin móvil con tu familia. Ahora más que nunca. Hay riesgo de estar más tiempo juntos y a la vez estar con menos presencia, pendiente de cientos de memes, noticias, etc.
  • Valorar el milagro que es la vida y poder salir a pasear cada día. Cada día mira por la ventana y sueña ¿Qué harás cuando puedas salir libremente? Eso mantendrá viva tu llama interior.

 ¿Cuál es mi papel como líder en estos momentos?

En primer lugar tu papel como líder es comprender que hay que pasar por todas las fases, no podemos escapar. Tienes que sostener tus emociones y las del equipo para que transiten por cada una de ellas, completando lo importante de cada etapa. Aprendiendo algo en cada una.

A veces pretendemos saltarnos algún paso, o pasamos al siguiente antes de tiempo. Es algo inconsciente y es un error. Claro ejemplo es cuando ante un cambio inesperado en seguida queremos aparentar estar bien y no nos dejamos abrazar por la tristeza. En ese caso estamos enmascarando la emoción; la tristeza es útil para recogernos, mantenernos en un espacio de soledad (nuestra cueva) y reflexionar sobre lo que necesitamos: qué es lo importante y los siguientes pasos a dar. Cuando esta reflexión no sucede corremos el riesgo de volver a un estado depresivo más adelante, con mucho menos sentido y llegando a una tristeza más profunda, con más desorientación incluso.

A partir de ahí el papel del líder siempre es estar al servicio del equipo, escuchar las necesidades y facilitar que puedan trabajar cómodamente. Tienes que acompañar a tus equipos. A esto le llamamos líder facilitador, es un avance hacia el líder de las organizaciones del futuro. Ahora mismo tienes una oportunidad de oro para avanzar hacia un nuevo estilo de liderazgo más participativo, más inclusivo.

Puedes notar que te puedan faltar algunas habilidades para facilitar estas situaciones. Se trata de competencias que no estamos acostumbrados a desarrollar: estar presente, desapegarse del resultado, hacer preguntas sobre emociones y sentimientos, observar señales no verbales, escuchar lo que no se dice más allá de lo evidente, equilibrio entre ser crítico y paralizador, honrar la historia aceptando y reconociendo todas las personas que han contribuido, gestionar el conflicto, hacer que se tomen las decisiones con análisis y sin paralizar, abrir posibilidades y mentalidades, aceptar la diversidad sin conformarse, mostrarse vulnerable, explorar desde la curiosidad, mantener al grupo conectado con el propósito y valores de la organización. Y todo esto equilibrando cuándo tomar el mando y cuándo dejar al grupo que avance por sí solo. ¡Uf! son un montón ¿verdad?

Tranquilidad, el desarrollo de estas habilidades es cuestión de tiempo, no pretendas ponerlas en marcha todas a la vez. Para ello hay formaciones específicas (como www.facilitacionsistemica.com) . La buena noticia es que con algo de sentido común puedes hacer pequeños cambios con un gran impacto. Las pequeñas acciones son las que empiezan a cambiar cosas, el primer paso quizás no te lleve a tu destino; y seguro que te saca de dónde estás:

  • Antes de tomar cualquier decisión pide opinión a las personas que más sepan
  • Toma siempre en consideración las aportaciones de las personas con más antigüedad
  • Escucha a todas las personas. Tendrás en el equipo algunas personas que no hablarán si no les preguntas
  • Haz tus aportaciones el último para no condicionar
  • En tus reuniones apóyate en otras personas para que te ayuden a llevar la reunión, conseguirás más implicación y se liberará tu carga y podrás centrarte en observar y escuchar más. De paso promoverás la participación y que la gente esté más atenta. Los roles típicos a delegar son: la gestión de los tiempos, asegurar que todas las personas participan o tomar las notas y acuerdos
  • Anima a la gente que tome decisiones. Dales tu conocimiento y déjales espacio para su creatividad
  • Permite el error, igual que aprendiste tú los demás también se equivocara

Mantén tus sueños, reconectemos con la vida.

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