LIDERAZGO PARTICIPATIVO es una iniciativa de Anel

Cómo afrontar cambios en tu vida profesional

Los cambios suceden y la actitud y principal comportamiento ante ellos es saberlos afrontar y no negarlos, rechazarlos, enfrentarse a ellos sino simplemente (aunque no os lo parezca) desplegar tres tipos de acciones; el pensamiento crítico, la ambición y nuestra capacidad de adaptación. Nos permitirá afrontar la situación de manera más efectiva.

Estos han sido los tres ejes, talleres de trabajo que hemos debatido en ANEL con los participantes de esta edición 2022. Vayamos por partes haciendo una primera aproximación acerca de lo que entendemos por estos conceptos.

En primer lugar, ¿Qué es el pensamiento crítico?

Sobre todo, no es poner en duda el pensamiento de las otras personas; éste hay que entenderlo y respetarlo si no poner en duda de manera sistematizada el pensamiento propio acerca de lo que te rodea. Además, también podemos entender que por pensamiento crítico es tener el deseo de buscar y explorar, la paciencia para dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar y el cuidado para poner en orden y estructura en nuestro pensamiento. (Esto último se lo debemos a un gran pensador crítico y filósofo que fue Francis Bacon.

Para actuar con una mentalidad de pensamiento crítico debemos tener en cuenta e incorporar una serie de “estándares intelectuales” que son la Claridad, Veracidad, Precisión, Pertinencia, Profundidad, Amplitud, Lógica.Ante cualquier situación si quieres aplicar el pensamiento crítico debes asegurar y contrastar acerca de su claridad; es decir, si un razonamiento no es claro, quien lo recibe tampoco puede valorar si la idea es cierta o relevante ni lanzar contraargumentos.

Por lo tanto, en este caso conviene realizar preguntas que ayuden a comprender, e incluso, visualizar la idea. (como «¿podrías ponerme un ejemplo?”)

Además, cualquier idea o proposición que atiendes puede ser clara, pero no exacta. Las vaguedades y las ambigüedades con enemigas de un mensaje sólido.  Si te preguntas a menudo «¿cuál es la fuente?» nos aseguramos de que la proposición, si procede de fuentes fiables, sea veraz.

A continuación, ya que nos hemos asegurado de que la idea, el concepto al que estamos aplicando el pensamiento crítico nos falta precisión. Por ejemplo, muchas veces atendemos a afirmaciones (casi categóricas) sin embargo debemos solicitar más detalles. Si preguntas “¿puedes ser más específico? Cubrimos el tercer aspecto del pensamiento crítico; la precisión.

Como podemos comprobar cualquier situación a la que nos enfrentamos debemos requerir que sea clara, veraz y precisa. Sin embargo, tenemos que asegurarnos que tenga una relación directa con el meollo, el núcleo principal de lo que se está debatiendo, dar a entender, … debemos cuestionarnos (a ti o a tu interlocutor) cómo conecta con el tema; es decir, si es o no pertinente.

Y como colofón a cómo aplicar el pensamiento crítico se requiere profundizar a través de ofrecer, dar o preparar más argumentos, incorporar otros puntos de vistas o perspectivas para entender todas las aristas que contiene la situación (el problema, el conflicto o simplemente la opinión de la otra persona) y por supuesto, mostrar una lógica en la exposición para evitar caer en contradicciones

En este primer taller nos centramos en desarrollar nuestra capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos además de dotarnos de metodología para cuestionarnos siempre todo aquello que se afirma como establecido (dogma)

El segundo taller se centró en identificar y desarrollar nuestra ambición (sobre todo dentro de un proceso de cambio)

Aparte de discutir acerca de nuestra percepción acerca de la ambición (elemento éste que influye en nuestra capacidad de desarrollo) nos concentramos en entenderla como la capacidad por gobernarnos (dirigirnos) a nosotros mismos; el verdadero progreso es saber o aprender más, ser más (o mejor) y hacer o conseguir más.

¿Hay alguna relación entre autoestima y ambición? Y si existe ¿A más ambición más o menos autoestima? Muchos consideran una persona ambiciosa como aquella que no tiene límites para lograr lo que desea e inclusive es destructiva. Otros suelen asociar la ambición al deseo de ganar dinero (codicia).

Sin embargo, nos preguntamos ¿Qué ocurre si este deseo de superación está bien encauzado y se convierte en el motor necesario para alcanzar metas personales o profesionales? ¿No la podemos entender por una ambición positiva?

La ambición nos impulsa a hacer las cosas mejor, a ser perseverantes y a no darnos por vencidos frente al primer contratiempo u obstáculo.

La ambición saludable y positiva es aquella en que la personas se fijan objetivos y buscan como conseguirlos y pueden aceptar fallos y fracasos como consecuencia de sus acciones, entendiendo que esto forma parte del proceso de avanzar, aunque les disguste.

Esta forma de ambición nos habla de una persona con una autoestima estable, cuya vivencia de sí misma depende del conjunto de sus acciones y resultados.

Su misma ambición de ser cada día mejor le permite aprender de sus errores. La ambición se puede dar en lo material, lo espiritual, lo afectivo y para ser mejor persona, sin que eso signifique pasar por encima de otros.

Igualmente, existen personas que dedican su vida a un logro altruista; la ambición también puede ponerse al servicio de una causa solidaria.

Durante este taller nos preguntamos los siguiente:

¿Nos enfrentamos o afrontamos los retos?

¿Cuál es nuestra actitud?

¿Cuál es nuestra percepción ante los retos?

Para ello tenemos que adoptar la mentalidad correcta y establecer algunas metas. Recordad que tener sueños es vital para lograr el éxito, pero no lo lograrás con solo soñar.

Ser ambicioso es un talento que desarrollas con el tiempo y requiere de trabajo duro, de persistencia y, más importante, de una estrategia.

Y por último acometimos en el tercer taller la adaptación al cambio entendida como la habilidad para transformarse y alcanzar un determinado objetivo (o desafío reto, …).

En otras palabras, es la capacidad necesaria para asumir diversas alteraciones relacionadas con las rutinas a las cuales estamos acostumbrados, no ofrecer resistencia y aceptar hacer las cosas de otra manera si las circunstancias así lo determinan.

Una de las dudas de los asistentes y de prácticamente todas las personas que discutimos acerca del cambio es si se puede desarrollar la capacidad de adaptarse al cambio. Por suerte sí. La capacidad de adaptación al cambio es una habilidad que podemos trabajar y perfeccionar en todo momento. Para eso, hace falta incorporar algunos hábitos que permitan integrarla a la empresa y a la vida profesional.

¿Cuáles son esos hábitos?

Conocer el nuevo escenario.  El manejo de la información es vital para adaptarnos a un nuevo contexto. Conocer las dinámicas que se han modificado, los elementos que siguen igual, la situación de la competencia, entre otros aspectos, es la base para tomar la decisión correcta.

Actuar en concordancia a los cambios. Al identificar correctamente la dirección del viento, es tiempo de ajustar el timón. Habrá que analizar qué posibilidades tenemos como organización para adaptarnos a ellos.Es importante medir el tiempo justo y no demorarse, pero tampoco desesperarse. La adaptación al cambio requiere de una sensibilidad muy específica.

Incorporar el aprendizaje continuo y el cambio constante como nueva normalidad.  Si logras incorporar la mentalidad de la constante adaptación, nada podrá sorprenderte. Cada problema será un desafío y podrás enfrentarlo con calma y maestría.

Otro aspecto importante que contribuye a tu éxito en la adaptación al cambio es reconocer tus principales limitadores y potenciadores del cambio.

Básicamente tenemos tres elementos que pueden actuar o no como potenciador o limitador; a saber:

  • (No) estar al tanto y preparado. El cambio siempre aparece y es permanente. Hay que estar atento al futuro y a los posibles eventos que se pueden avecinar.
  • (No) reconocer señales. Es esencial estar muy atento a la información de la empresa, de la situación del mercado, …
  • (No) saber “Conquistar” el miedo. Éste actúa y más de lo que creemos y en diversas formas.
  • (No) saber aceptar apoyos, ayudas. Recibir ayuda no quiere decir que no tengas las capacidades para alcanzar las metas, sino todo lo contrario, que has abierto tu mente a tomar perspectivas que quizá por ti mismo no te permitías vislumbrar.
  • (No) Prestar atención al tiempo. El tiempo puede ser nuestro aliado o nuestro peor enemigo, todo depende de la consideración que tengas de él y la manera en que lo uses. Pese a que los cambios son impredecibles, mantener una buena organización y calendarización establecen las pautas por las que las acciones deben ir encaminadas.

En definitiva, estos tres talleres dan algunas herramientas y recursos de reflexión para cuestionarse aplicando un modelo de pensamiento crítico, ser una persona ambiciosa en cuanto a la voluntad de conseguir resultados y reconocer que cohabita en un entorno relativamente volátil, moderadamente incierto, mayoritariamente complejo y profundamente ambiguo y en ocasiones aparentemente contradictorio en donde nuestra flexibilidad y adaptación es un valor clave.

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