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El virus de las prisas

por Jaume Gurt

Un día cualquiera nos despertamos con la notica de un virus en china, ¡muy lejos de aquí pensamos todos!, y seguimos con nuestra ajetreada vida sin prestar atención. Los días nos contaban como las cifras se multiplicaban muy rápido, pero las prisas no nos permitieron pensar que aquí podía llegar, y cuando apareció en Italia la semilla de sentirnos inmunes ya era demasiado grande y las prisas del mercado y de la vida que llevamos nos cegaron una vez más. Parece que vivimos con un guía burros en nuestras caras, y todo lo que no está justo en frente, no existe ni es importante, solo los objetivos a lograr.

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Me parece curioso como el virus ataca nuestro sistema respiratorio. La respiración es un poderosísimo elemento para conectar con el presente, con el aquí y ahora, con la conciencia de lo que está sucediendo a mi alrededor, algo tan olvidado en la ajetreada vida que llevábamos. También me recuerda aquello que vivimos cuando hacemos un esfuerzo sostenido en el tiempo y sometemos a estrés nuestro cuerpo, hacer deporte, subir escaleras, … en definitiva, algo que nos obliga a parar, a detenernos, para recuperar nuestro aliento.

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Eso es precisamente a lo que nos está forzando el virus, a detener nuestras vidas para estar presente en casa, con nuestras familias y con uno mismo, a ver las cosas desde la distancia, a no tener prisas cuando vamos al supermercado, a prestar atención a nuestra salud (sin ella de poco nos vale todo lo demás), a gestionar y disfrutar mejor nuestro tiempo, a disfrutar el hecho de salir a la calle y dar un paseo o de charlar con nuestros hermanos y amigos a los que no podemos visitar (las cosas pequeñas de la vida que antes teníamos olvidadas). El virus está ralentizando nuestras vidas, es una vuelta a lo esencial para, quien quiera, reflexionar y recolocar los valores en nuestra vida.

También nos está poniendo a prueba en la gestión de las emociones que surgen desde la sensación de descontrol, de no saber qué pasará, cuánto durará, qué efectos tendrá en la economía en la sociedad y en mi trabajo, o saber si me voy a contagiar. Nos habían engañado haciéndonos creer que la vida es un estado de control permanente, de seguridad total en el mañana, y nos habíamos olvidado de preguntar si mañana también amanecería, habíamos olvidado agradecerlo y apreciarlo, porque dábamos por hecho que eso sería así. Algunas de las personas con las que he trabajado me han agradecido en estos días el hecho de introducir el mindfulness, la meditación o la inteligencia emocional en las empresas, desde ahí les está permitiendo gestionar esta nueva realidad con entereza y serenidad.

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Otra de las oportunidades que nos trae el virus, es poner a prueba la fortaleza y profundidad del liderazgo que tenemos en la organización, permitiéndonos ver la realidad que hemos construido. Ahora más que nunca las personas de las organizaciones necesitan líderes enteros y valientes que vayan más allá de su tarea profesional y que sepan construir un entorno de confianza, motivación, y serenidad; pero ese es un tema extenso que trataré en otro post.

Así pues, estamos viviendo un momento único en nuestra historia, y nos trae la oportunidad de cambiar cosas. Es momento para construir una nueva mirada de la vida y de las organizaciones, de construir nuevos hábitos más saludables y equilibrados, tal vez de darle forma a un mundo más amoroso.  ¿Qué vas a cambiar en tu vida? ¿Cómo te imaginas tu organización dentro de 1 año?

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